viernes, 17 de junio de 2011

Por: Maria Claudia Leguía


Existen tres niveles de comunicación corporativa: la comunicación masiva, las relaciones interpersonales y la experiencia personal. La primera y la segunda brindan al sujeto información socialmente mediada, mientras que la última brinda información directamente experimentada.

Comunicación Masiva: Engloba todos los mensajes que la organización envía sus públicos a través de medios masivos, pero también se refiere a la información de la organización que difunden los competidores, el sector al que pertenece la institución e incluso los mensajes generales que pueden afectar a la organización. 
Los individuos obtienen información mediante la publicidad (contenido creado por las organizaciones, no por el medio) y las noticias (contenido creado por el medio mismo). La comunicación masiva en si son unidireccionales (los públicos no pueden responder), indirecta (es a través de un medio técnico) y distantes (poca o nula implicación afectiva del sujeto). 
Los medio masivos tienen la capacidad para crear la "agenda-setting", que significa establecer los temas públicos más saltantes. Cuanto menor sea la experiencia personal del sujeto, será más probable su dependencia de los medios para obtener información de la realidad.

Las Relaciones Interpersonales: Dentro de este tipo de interacción se encuentran los grupos de referencia. Estos grupos tiene dos formas de influir sobre los individuos: informativa y normativa. Lo informativo está ligado a la tendencia del hombre a aceptar la información difundida como evidencia de la realidad.

Las Experiencias Personales:  Contacto directo entre los públicos y las organizaciones. A diferencia de la comunicación masiva, esta es bidireccional (públicos y organizaciones emiten y reciben mensajes), directa (no intervienen medios técnicos) y emocional (los individuos se implican fuertemente).


Cap 7.


Hay muchas críticas frente a lo estudios sobre imagen y comunicación que se realizan desde el punto de vista de las organizaciones y no de los públicos; y que ignoran al entorno en general y a los competidores mientras se enfatiza en sobremanera a las cuestiones comunicativas y estratégicas.

El entorno tiene tres características fundamentales: las instituciones o fuerzas son externas a la organización;
la organización tiene poco o nada de control sobre ellas; y tienen la capacidad de impactar de forma significativa en el logro de los objetivos de la organización. Pueden ser de dos tipos: General y Específico.

En cuanto a la competencia, se debe analizar si sus características y capacidades pueden afectar (de forma positiva o negativa) a la imagen corporativa de la empresa y a la definición de los atributos de identidad
de la organización. El primer paso, es identificarla; el segundo, es conocer más sobre aquellas aspectos o acciones que la distingue; y por último, evaluar su estrategia de identidad corporativa.

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